Israel bombardea Rafah después de que Hamás acceda a un alto el fuego

Andrés Rey REDACCIÓN / LA VOZ

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Un grupo de personas inspecciona un edificio destruido tras un ataque israelí en Rafah
Un grupo de personas inspecciona un edificio destruido tras un ataque israelí en Rafah ContactoKhaled Oma | EUROPAPRESS

Tel Aviv estudia la propuesta, redactada a la desesperada por Egipto

06 may 2024 . Actualizado a las 23:53 h.

Cerca de 100.000 gazatíes se despertaron el lunes entre mensajes de texto, llamadas telefónicas, avisos por radio y panfletos que los incitaban a huir. Eran advertencias de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), que se ciernen sobre la ciudad sureña de Rafah y sobre el millón de palestinos que se refugian en ella.

La invasión por tierra es inminente, pero el Ejército solo avisó a 100.000 civiles porque, según sostuvo, la operación tendrá un «alcance limitado». No necesita que nadie más se traslade a la zona humanitaria que habilitó en el sur de Al Mawasi. Sin embargo, horas después, con los panfletos aún arremolinándose entre los escombros, las FDI publicaron un mensaje que cambiaba el tono: actuarán con «fuerza extrema» contra los militantes islamistas. Al caer la noche, las bombas empezaron a caer sobre la ciudad, en las áreas que el Ejército había ordenado desalojar. Las primeras informaciones, aún confusas, describían ataques selectivos contra objetivos terroristas.

 

Caían con furia, igual que habían caído la noche anterior, cuando mataron a cerca de una treintena de personas (ocho niños entre ellas). Mientras tanto, Benjamin Netanyahu ultimaba una invasión que lleva meses anunciando, con especial ira después de que Hamás matase el domingo a cuatro soldados con proyectiles disparados desde Rafah. El objetivo era un puesto militar en el que Israel organizaba los continuos bombardeos y la operación contra la ciudad sureña.

Esa fue la gota que colmó el vaso. La muerte de los soldados frenó el acercamiento entre las partes, el Netanyahu cerró el cruce de Kerem Shalom —una de las rutas clave para llevar ayuda a la Franja— e hizo caso al ala más extremista de su Gobierno. Un grupo de ultraortodoxos capitaneado por el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, que amenazaba con romper la coalición si Netanyahu cedía a las demandas de Hamás y llegaba a un alto el fuego.

Nueva propuesta de tregua

A la desesperada, Egipto ofreció a Hamás una nueva propuesta de tregua, cuyos detalles aún se desconocen. Una propuesta que el líder político del movimiento islamista, Ismail Haniya, aceptó sin rodeos y que, según el diario Haaretz, es similar a la última que aprobó Tel Aviv. La pelota está en el tejado de Netanyahu, que accedió a estudiar la propuesta pero no frenará la operación contra Rafah.

Hamás tendió la mano, pero no por ello dejó de condenar la orden de evacuación israelí. «Es una escalada peligrosa que tendrá consecuencias», comentó Sami Abu Zuhri, portavoz político del grupo. Sus palabras enseguida se vieron envueltas en decenas de voces que, como las últimas semanas, pedían contención. La más destacada fue la del presidente Joe Biden, que llamó personalmente a Netanyahu y consiguió que reabriese el cruce de Kerem Shalom. El portavoz de la Casa Blanca informó de que los dos dirigentes también hablaron de Rafah, pero no desveló qué dijeron exactamente: «Hemos dejado claras nuestras opiniones sobre una invasión terrestre a gran escala», se limitó a decir, y añadió que su país sigue creyendo que un acuerdo —y no una invasión— es la mejor forma de preservar la vida de los rehenes.

Poco antes, la presidencia palestina había hablado precisamente con Washington para que actuara contra la ofensiva «antes de que sea demasiado tarde». También el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, pidió a la UE que intercediese y el presidente francés, Emmanuel Macron, trasladó a Netanyahu su «más firme oposición» a la invasión.

«Hemos sido desplazados ya tres veces y esta va a ser la cuarta», explica Refaat, un médico anestesista, en la Cadena Ser. «Están obligándonos a ir a una zona totalmente destruida. No hay nada, no hay agua, no hay sistema sanitario. Vamos a ir encima de los escombros», añade.

El Gobierno de Hamás en la Franja subrayó que, entre los 100.000 gazatíes llamados a trasladarse, la respuesta está siendo limitada. Según Refaat, la gente no se marcha porque no tiene cómo. No hay medios de transporte, solo carros con burros, y «pueden atacarnos en el camino como otras veces han hecho [los israelíes]».

Y de espaldas a los más de 34.700 muertos desde el 7 de octubre, la vida en Israel se detuvo el lunes a las diez de la mañana, entre alarmas antiaéreas que resonaban por todo el por el Día en Recuerdo del Holocausto.

Sánchez ultima con Irlanda el reconocimiento de Palestina como Estado

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, mantuvo el lunes una conversación con su homólogo de Irlanda, Simon Harris, para ultimar la coordinación entre los dos países del reconocimiento de Palestina como Estado. Sin embargo, no se prevé que esa decisión la apruebe esta semana el Consejo de Ministros. Sumar urgió al Gobierno a dar el paso este martes para dar «un empujón» a la Asamblea General de la ONU el 10 de mayo, donde se votará su incorporación a la organización después del veto estadounidense en el Consejo de Seguridad. El expresidente José María Aznar defendió, poco después, que «el Estado palestino no existe» y, por tanto, «no se puede reconocer».

La Universidad de Columbia cancela el acto de graduación por las protestas

La Universidad de Columbia, en Nueva York, anunció el lunes que cancela su principal ceremonia de graduación, prevista para el próximo 15 de mayo, por razones de seguridad en el marco de las protestas propalestinas de las últimas semanas en su campus universitario, que se han saldado con centenares de detenidos.

La institución informó de su decisión tras llevar a cabo un diálogo con líderes estudiantiles. En su lugar, Columbia celebrará actos más reducidos entre el viernes 10 y el jueves 16 de mayo. «Nuestros estudiantes enfatizaron que estas celebraciones a menor escala son más valiosas para ellos y sus familias», agregó.

Un grupo de estudiantes de Princeton inició una huelga de hambre por la negativa del centro a la «desinversión y disociación» con Israel. Mientras, la acampada propalestina en el campus de la Universidad de Valencia (UV) cumplía una semana. «Seguimos sin respuesta», aseguró a Efe uno de los estudiantes, que exigen «el fin del genocidio en Gaza» y el cese de acuerdos de la universidad con cualquier empresa u organismo que financie el apartheid israelí. Otros campus en Madrid, Cataluña y Andalucía pretenden sumarse a las protestas.