El bum de las casas de pueblo con precios a partir de 14.000 y 20.000 euros

José Francisco Alonso Quelle
j. alonso RIBADEO / LA VOZ

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Casa de piedra y finca de 2.369 metros por 14.000 euros en A Fonsagrada. Con una superficie total construida de 282 metros cuadrados, tiene agua de manantial.
Casa de piedra y finca de 2.369 metros por 14.000 euros en A Fonsagrada. Con una superficie total construida de 282 metros cuadrados, tiene agua de manantial.

Catalanes, madrileños, alemanes e ingleses son los principales clientes de este tipo de propiedades en auge en la zona fronteriza asturgalaica, donde hay una gran y variada oferta

30 abr 2024 . Actualizado a las 08:37 h.

Inmobiliaria María es una empresa especializada en la venta de propiedades rurales de bajo coste en la zona fronteriza asturgalaica. En su haber figuran operaciones como ventas de pueblos enteros abandonados (Vides, en A Pontenova, con 22 edificaciones y cuatro hectáreas de terreno, o por 13.000 euros tres casas, una capilla y un hórreo en Boal, en el Occidente asturiano), que antes de sacar a la venta a veces requieren de una compleja tramitación, para reunir toda la documentación y registrarla, en lo que la inmobiliaria colabora con los propietarios. En la actualidad tienen ofertas de casas a partir de 14.000 euros, centrando su actividad en A Mariña Occidental, Meira, Riotorto, Ribeira de Piquín... y el Occidente asturiano. La demanda de este tipo de propiedades, económicas, a menudo solitarias, con finca, muchas de las cuales requieren de reformas, está en auge, apunta María Enríquez Pérez, responsable de Inmobiliaria María.

El cartel de reservado luce en buen número de anuncios de Inmobiliaria María, a los que en una demostración de discreción ya les han borrado el precio. Pero hay más: «Conjunto de edificaciones en piedra en Vilarxubín, A Pontenova, por 27.000 euros», «Casa para restaurar con terreno edificable en Trabada, por 24.000»; «Casa en Val, Riotorto, por 19.000»; «Conjunto de edificaciones y terreno en A Pontenova, por 30.000, rebajado»; «Casa para entrar a vivir a 4 kilómetros de Taramundi, por 48.000»; «Dos casas con terreno en Riotorto, por 33.000», y así, una sucesión de ofertas.

Dos pajares que se pueden transformar en vivienda, por 9.000 euros en Trabada, con finca de 3.110 metros cuadrados, parte urbanizable.
Dos pajares que se pueden transformar en vivienda, por 9.000 euros en Trabada, con finca de 3.110 metros cuadrados, parte urbanizable.

Entrando al detalle, la vivienda más económica es una casa de piedra para restaurar en A Fonsagrada, con una superficie total de 282 metros cuadrados, con agua de manantial gratis y finca de 2.369 metros, por 14.000 euros. Incluso más económica es otra opción: dos pajares para restaurar en Trabada, con 3.110 metros cuadrados de finca (parte edificable), con estructuras independientes y con opción de solicitar su rehabilitación como viviendas con amplios ventanales. Se vende todo el conjunto por 9.000 euros.

Caserío en Vegadeo por 270.000 euros, con la casa principal, agua de manantial, molino, horno, forja, pajar, hórreo y una gran finca con río.
Caserío en Vegadeo por 270.000 euros, con la casa principal, agua de manantial, molino, horno, forja, pajar, hórreo y una gran finca con río.

«Hay de todo. Se ofrecen a precios tan económicos porque muchas propiedades necesitan de rehabilitación, aunque otras no», explican desde Inmobiliaria María. Y añaden: «Se venden a algún asturiano o gallego, pero la mayor parte es gente de Cataluña, Madrid y el extranjero. Muchos tienen antecedentes familiares aquí y otros compran aquí para venir en verano, pensando en su jubilación o para ir restaurando poco a poco, con tiempo. También hay algún caso de emprendedores, con proyectos de agroturismo, por ejemplo en la zona de San Tirso de Abres».

«Hay un bum total por las casas de pueblo, con compradores que llaman desde el extranjero. Tenemos clientes ingleses que son albañiles, rehabilitaron su casa y ahora trabajan para otros ingleses que están comprando por aquí. Hay un efecto llamada», señalan desde Inmobiliaria María.

Y añaden: «Hay dos tipos de clientes: el que domina la construcción, que busca una casa muy barata, con agua, luz y poco más, y poco a poco, con algo de dinero y su esfuerzo la va rehabilitando y se hace finalmente con una propiedad fantástica. Si tiene ayuda de amigos o familiares, como ocurre a menudo, aún le sale más barata. Luego está el cliente que quiere una casa ya rehabilitada, pero que no sea excesivamente cara. Ese producto funciona muy bien. Son casas en el rural un tanto aisladas, para quien prima la tranquilidad, la naturaleza, el paisaje. Después hay gente, como un chico de Riotorto al que le vendimos la semana pasada, que nació allí, fue a estudiar fuera y quiere retornar y teletrabajar. Hay un componente emocional, de gente que está fuera, que tiene antecedentes familiares en esta zona y que quiere tener una casa aquí para regresar, ya pensando en su jubilación».

Otras propiedades más caras tienen ya otro tipo de destinatario: «En Meredo, Vegadeo, tenemos una casa fantástica de piedra, con pajar, horno, fragua, molino... Este tipo de producto se enfoca a un comprador extranjero. El que quiere casas grandes y más caras suele ser extranjero. Tienen su mercado, y más que tendría si no fuese por las medidas de protección que a menudo rigen sobre estas propiedades singulares y las exigencias de Patrimonio a la hora de hacer reformas. Eso tira muchas ventas atrás», concluyen.

«Cuando se enteran de que pueden hacer un pozo y disponer del agua que quieran no dan crédito»

«El potencial de esta zona es fantástico, y el futuro mejor, por muchas cosas a las que aquí no les damos la importancia que tienen. Por ejemplo, el agua. Cuando alguien que llama preguntado por una casa se entera de que puede hacer un pozo y conseguir toda el agua que quiera, muchos no dan crédito. Vivimos en una zona maravillosa. Si la apuesta por el rural desde la Administración y la política fuese real sería perfecto, porque la evidencia es que salvo cuatro o cinco alcaldes que se desviven, el resto...», señalan desde la inmobiliaria de El Franco, en el Occidente asturiano.

«Los que fuera que compran aquí, la inmensa mayoría no lo hace para invertir sino con la intención de venir a vivir. Hay una cantidad importante de compradores que rondan los 60 años y ya están pensando en la jubilación. Saben que tienen que hacer reformas en la casa de pueblo que compran, pero disponen de cuatro o cinco años para ello. Hay clientes que están vinculados emocionalmente con esta zona, gente cuyos abuelos o antepasados eran de aquí, pero no conocían el lugar, y al venir y descubrirlo se quedan fascinados. A veces me quedo muy sorprendido viendo cómo valoran cosas como el paisaje, la tranquilidad, que disponemos de playa y montaña, la cantidad de sendas que hay para caminar, los ríos, disponer de una casa con finca... la verdad es que vivimos en un sitio privilegiado», señala María Enríquez Pérez.

A Mariña y el Occidente asturiano están de moda en el mercado inmobiliario: «Antes hablabas de lujo y de vivienda de veraneo y en Asturias era Llanes y en Galicia Sanxenxo. Pero esta zona en tanto en cuanto se va descubriendo más gusta. Porque, además, los precios se están conteniendo y resultan muy atractivos. Esa también es una clave para vender: poner un precio justo. Para nosotros es una premisa fundamental y así se lo decimos a los clientes, si no, es engañarlo».